Los ritmos del sistema fascial en respuesta a los estímulos fisiológicos 

La fascia se verá influenciada por los estímulos mecánicos, químicos y neurales a lo largo de la vida por ser el órgano sensorial más extenso del organismo, dado que en ella, se localizan gran cantidad de terminaciones nerviosas mielinizadas y no mielinizadas capaces de transmitir información.

Desde un punto de vista estructural, la buena salud y el equilibrio en nuestro sistema fascial, siempre receptivo a los estímulos fisiológicos, nos permitirá sentir más y mejor cada instante y momento de la vida, respondiendo ante cada demanda, cada gesto o acción corporal, desencadenándose una serie de estímulos fisiológicos que variarán de extremo a extremo en función de cómo los realicemos.

En todo este entramado tridimensional, fibrilar, colagénico e hidratado donde los entornos son en ocasiones de consistencia semiliquida y otras más gelatinosa, donde la rigidez la marcará el desuso, el sobreuso o el mal uso…, hay que destacar su capacidad de respuesta y adaptación.

Como muestra la imagen de la portada, el sistema fascial (no olvidemos, la literatura lo describe ya como órgano sensorial), tiene dos ritmos de respuesta y adaptación ante cada gesto y situación. Estos son:

  • Un ritmo rápido para responder ante la transmisión de la tensión y la compresión ante cualquier situación: desde un traspiés en un escalón a un susto que nos hace encogernos y emprender la respuesta de lucha y huida orquestada por el sistema nervioso simpático.
  • Un ritmo lento para la compensación de las consecuencias a largo plazo desencadenadas por las adaptaciones neuroendocrinas, estructurales y viscerales entre otras (recordemos que el cuerpo no sólo se mueve como un todo, funciona como un todo, actúa como un todo en busca del equilibrio interno y el equilibrio con el entorno).

Por eso es necesario insistir en que la liberación miofascial es un concepto global, orgánico, vital, dado que cualquier restricción, sea a nivel microscópico o macrsocopico influirá en la dinámica de los fluidos corporales, el la perfusión a los órganos y células que los constituyen, alterando su función, ya sea el movimiento o la oxigenación, el filtrado o la expulsión de residuos.

¡Os deseo una feliz semana, y nos vemos en la próxima entrega!

Plasticidad, maleabilidad y fascia

La ‪#‎fascia‬, ese entramado a veces fibroso, otras membranoso, con zonas más y menos densas pero siempre tenso en busca del ‪#‎equilibrio‬ para poder aportarnos ‪#‎movimiento‬ y ‪#‎estabilidad‬.

Dice Stecco (2014) que “la fascia es el único tejido que modifica su consistencia cuando se somete a estrés (plasticidad) y que además es capaz de recuperar su elasticidad cuando se manipula (maleabilidad)”

No puedo encontrar mejor forma de expresar estos conceptos fasciales que mediante estas imágenes:

* Plastilina para la ‪#‎PLASTICIDAD‬ …, que recuerdos, que figuras, que capacidad de respuesta y adaptación cuando le arreaba con la mano (aquello era empezar y no parar hasta casi desintegrar) para recuperar la forma como si nada y volver a empezar.

* El hierro en manos del herrero para la ‪#‎MALEABILIDAD‬ , caliente, adaptándose al ritmo del martillo, con la forma que solo en la fragua se le puede dar.

Así es nuestra fascia, resistente ante los impactos y capaz de deformarse para cambiar, adaptarse y permitir cada gesto. Por eso mismo, ni todas las manos trabajan igual la plastilina, ni todas las herramientas trabajan igual sobre el metal…

Momento ahora de reflexionar…

Plasticidad de la fascia o “be water my friend”

La plasticidad de la fascia es una de las características que explica los efectos de las maniobras de liberación fascial en lo que conocemos como liberación miofascial.

La viscoelasticidad de los tejidos blandos, y por ende las propiedades viscoelásticas de la fascia conllevan una serie de cambios que podemos apreciar tanto a nivel global (llamémoslo efectos macroscópicos), como local (entendamos aquí efectos microscópicos).

En otras publicaciones hemos hablado de la matriz extracelular aportando algunas pinceladas sobre su organización y fibrosa, destacando que la importancia del entramado fibroso que compone junto a proteoglicanos, glucosaminglucanos (GAG) y glicoproteinas como la fibronectina (formada por cadenas de polipéptidos) la matriz extracelular (MEC), radica en su papel para la cohesión de los tejidos gracias a la interacción entre las moléculas que la forman. Esa tridimensionalidad fibrosa en la que son posibles nuestra forma y nuestros movimientos.

La plasticidad de los tejidos, concretamente de nuestro sistema fibroso, permite un cambio en la consistencia de la sustancia amorfa de la matriz extracelular. Hablamos aquí de estímulos que hacen que la MEC se hidrate, es decir, que cambie su consistencia de un estado sólido gelatinoso a uno más fluido…

Lo decía Bruce Lee en aquella conocida enrevista: “Be water my friend”

Teniendo en cuenta que la vida media de las fibras de colágeno es de 400-500 días mientras que la vida media de  sustancia amorfa es de aproximadamente 48 – 196 horas (2-8 dias), la constancia en la aplicación de los estímulos sobre nuestra red fascial es la respuesta a por qué la práctica regular de las técnicas de liberación miofascial funcionan tanto en el rendimiento del deportista o ama de casa como en la prevención de lesiones, regeneración de tejidos y recuperación funcional de la persona.

Columna vertebral flexible: sólida y plástica

A veces hacemos referencia al término flexibilidad cuando hablamos de la columna vertebral, pero aquí hay que destacar que esta “flexibilidad” se refiere a SOLIDEZ y PLASTICIDAD.


Para una buena salud de nuestra columna vertebral es necesario pensar no solo en los músculos, sino también en los cuerpos vertebrales que aportan solidez y los discos intervertebrales que aporta plasticidad.

En cada movimiento hay que sumar la función de ligamentos y fascias como elementos pasivos capaces de transmitir las tensiones que generan los músculos.

Feliz viernes!!