Nuestra tercera jornada en el laboratorio empezó como otros días, dedicando una hora a compartir las sensaciones, emociones y reflexiones del día anterior. Algo insignificante pero que con la fatiga de los días se volverá en algo necesario, una válvula de escape, como los paseos por la playa para sentir la arena en los pies o quedarse en silencio observando la belleza de las hojas de un árbol moviéndose al son del viento.
Nuestros compañeros de Israel quisieron regalarnos un momento de “state change” conectando un reproductor de música a los altavoces del laboratorio y hacer sonar Happy de Pharrell Williams antes de volver a las mesas para continuar con nuestros proyectos.
It might seem crazy what I’m about to say
Sunshine she’s here, you can take a break
I’m a hot air balloon that could go to space
With the air, like I don’t care baby by the way
Fue genial, todos movilizando nuestras fascias con las batas puestas, dando palmadas, deslizando fascia superficial sobre profunda… más divertido imposible. Gilad y Yosefa consiguieron elevar el nivel de motivación del grupo y hacernos sentir más Happy y con ganas de superarnos.
Una vez reorganizado en las mesas, con la sonrisa todavía en los labios, continuamos con el nuevo proyecto que iniciamos la tarde del día anterior. Nos organizarmos para seguir respetando y manteniendo la continuidad en el panículo adiposo de William, la realidad de ese traje de emociones, la historia de una vida escrita en su tejido conectivo areolar, la capa fascial más externa, por la que viajan vasos sanguíneos, vasos linfáticos y nervios, comunicándose con el exterior y registrando toda la información del entorno que nos rodea, una matriz viva, con memoria y que además es órgano endocrino…
Cada mesa sigue un método de disección diferente porque cuando trabajamos de forma integral, como es la Anatomía Integral de Gil Hedley, será la forma que esta en la mesa la que marcará las pautas de trabajo, las líneas a seguir, el orden de los pasos, y solo la destreza y el saber interpretar el lenguaje de los tejidos hará posible la consecución de los objetivos.
Cuando trabajamos de forma integral, como es la Anatomía Integral de Gil Hedley, será la forma que esta en la mesa la que marcará las pautas de trabajo, las líneas a seguir, el orden de los pasos, y solo la destreza y el saber interpretar el lenguaje de los tejidos hará posible la consecución de los objetivos
Puede que a pesar de “escuchar y leer” el lenguaje las prisas aceleren los movimientos de manos y escalpelos. Si es así, en la mayoría de los casos destruiremos la continuidad, y es que la conexión en muchos puntos es sutil, efímera, imperceptible a los ojos no entrenados. Es por eso que vuelvo al laboratorio año tras año, y cada vez aprendo algo nuevo, soy consciente de lo que mis ojos no habían podido ver una y otra vez cuando algo llama mi atención. En ese caso, ser capaz de parar, no pasar de largo, dejar por un momento todo y observar, pensar y decidir por donde seguir el viaje es algo elemental. Keep Calm and Dissect.
En nuestra mesa, la número 9 con William como capitán del barco, el hecho de diferenciar la fascia superficial de la profunda intentando mantener este órgano lo más intacto posible hizo que nos percatáramos en la diferencia que había entre el lado derecho y el izquierdo.
“¿Por qué tanta diferencia?” – nos preguntamos.
“¡La prótesis en la cadera!” – Dijo Ana
“Fijaros en cómo toda la estructura esta desplazada hacia el lado izquierdo” – Dijo Patricia.
“Claro, el resultado de años cargando todo su peso hacia el lado izquierdo” – Dijo Ray al tiempo que yo representaba la posición con mi cuerpo.
Pero esta adaptación la vimos en el momento que retiramos la fascia superficial. Antes, el traje de tejido conectivo areolar de William, nos mostraba algo diferente, normalidad absoluta gracias a, como pude observar este mismo año en el laboratorio de Dundee , “la presencia de todo un entramado de pequeños vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas así como vasos linfáticos en la fascia superficialis (tela subcutánea) que ayudan a la dermis, descrita clásicamente como un lecho denso de tejido conjuntivo vascular con arquitectura tridimensional en la que fibras elásticas y de colágeno de los retináculi cutis junto con los elementos vasculares, linfáticos y nerviosos, interactúan para ayudar mantener la forma de nuestro órgano más extenso a la vez que relacionan, equilibran y reflejan tensiones internas y externas. Una barrera mecánica permeable que aporta adaptabilidad externa a una realidad dinámica interna global y cambiante.”
Llamativo y curioso fue ver cómo el lado izquierdo, marcado por el tejido cicatrizado era más firme, más denso, más resistente a la vez que mostraba las clásicas adherencias y densificaciones ínter e intrafasciales mientras que el lado izquierdo era más fino pero reforzado por una capa más gruesa y compacta de tejido adiposo y fibras de colágeno, la llamaré la fascia periglútea ya que me recordaba totalmente a la fascia perirrenal.
Pero durante la tarde algo llamó mi atención el la mesa de Angelica. Su grupo había llegado a la zona pectoral y habían expuesto una de las prótesis. ¿Cómo describirlo?, había tanta información que recoger en aquel momento que opté por hacer un dibujo que señalara los detalles, como la reseña de una vía de escalada.
Hasta la fecha había podido ver dos marcapasos y un reservorio. Todos coincidían en algo, el cuerpo los había encapsulado, concretamente, una lámina de fascia profunda los envolvía, como queriendo sujetarlos al plano subyacente.
En este caso, la prótesis del pecho de Angelica presentaba un doble encapsulamiento. Creemos que por el peso y volumen del implante, encontramos una lámina de tejido conectivo que presentaba una organización de las fibras que lo componían totalmente diferente a la que encontramos en otras áreas de la fascia profunda. Una especie de sostén natural, sin tirantes, perfecto para un escote palabra de honor. Una vez más la naturaleza y el cuerpo humano nos daba una lección en lo que adaptación al cambio se refiere. Pero curiosamente, a raíz de esto, debemos reflexionar sobre el hecho de que el ser humano es la única especie que se aplica cambios al gusto del consumidor, que se retoca, forzando adaptaciones en el organismo para las que quizás nuestra estructura no esté preparada con el consecuente dolor local o referido. ¿Hasta qué punto para estar bella hay que ver las estrellas?…
(…) debemos reflexionar sobre el hecho de que el ser humano es la única especie que se aplica cambios al gusto del consumidor, que se retoca, forzando adaptaciones en el organismo para las que quizás nuestra estructura no esté preparada con el consecuente dolor local o referido. ¿Hasta qué punto para estar bella hay que ver las estrellas?…
Ese envoltorio extra, no era otra cosa que tejido cicatrizado, un refuerzo para el nuevo volumen, sí, pero no deja de ser tejido de una cicatriz y una adaptación funcional, un engrosamiento que afectará a la postura, respiración, oxigenación de los tejidos y al movimiento tanto local como global. Que movida esto de “recauchutar” los pechos.
Hablando de la respiración, de la musculatura de intercostal y de la fascia que rodea estos músculos, nuestros ojos captaron otro matiz, se trataba de la “huella” de la prótesis sobre la fascia axial en la región costal. Puede que sea fruto del proceso de embalsamamiento o puede que no, pero el hecho es que los tejidos no habían dejado pasar por alto esto, creando una superficie rugosa, donde la organización de las fibras de colgaron de la fascia profunda, tampoco era como all donde no había prótesis. ¿Una adaptación fruto de alteración mecánica tal vez?, no podemos afirmar ni negar nada, solo hemos visto esto una vez y esto solo es suficiente para hacernos pensar, meditar al respecto y esperar a tener otra oportunidad.
Cuando volvimos a nuestra mesa, dedicamos el resto de la tarde al proyecto en la fascia superficial de William. Dimos el máximo con nuestras inexpertas manos, pero aunque la región dorsal no fue trabajo fácil, dejamos la tarea casi resuelta para la mañana. ¿Conseguiremos ese traje de fascia superficial junto al traje epidérmico de William?. Paciencia, y como decía antes, keep calm and dissect.
Para terminar el día Kelly, Lori, Oliver, Marcin, Marty y un servidor, en vez del clásico Fish & Chips, hicimos un Chips, Cheese & Beer en el muelle de St Andrews, esquivando gaviotas y disfrutando del momento.
Os espero mañana con más fascia en otra entrega a la hora del té 😉 .