Un paseo por la musculatura infrahioidea y la glándula tiroides para acabar viendo la pleura apical

Empecé mi tarea temprano, solo en la mesa porque ayer me salté el café para invertir ese tiempo en repasar lo que habíamos dejado a medio camino el sábado por la tarde.

 

Después de despejar cuidadosamente el plexo braquial del brazo izquierdo de su envoltorio fascial aparecieron los fascículos claramente organizados a la vez que se entrelazaban con la arteria y la vena axilar. Un poco más arriba, como a modo de encrucijada seis divisiones formaban una especie de trenza que al seguirla me llevó hasta los troncos, que se exponían sin miedo diciendo claramente si eran el superior, el medio o el inferior. Hasta aquí podía llegar. Aunque todavía quedaba mucho trabajo para llegar hasta las raíces de los ramos anteriores, podía ver como se dibujaban desde los nervios espinales C5, C6, C7, C8 y T1.

Brachial_plexus

Plexo braquial. Fuente: Wikipedia

En cuanto llegaron mis compañeros de mesa le dejé el sitio de nuevo a Patricia que continuara con su proyecto del “brazo visceral” y me situé en el cuello de William para emprender la busca de las raices de los nervios espinales que nacían en los ramos anteriores de C5 a T1.

 

Tenía dos opciones, la fácil y rápida que supondría destrucción y poca delicadeza o la menos directa pero constructiva. Adelante Ibai, hoy no hay quien te pare, pensé para mis adentros mientras me pertrechaba con 4 escalpelos para la fina tarea que iba a realizar.

 

Tenía dos opciones, la fácil y rápida que supondría destrucción y poca delicadeza o la menos directa pero constructiva. Adelante Ibai, hoy no hay quien te pare, pensé para mis adentros mientras me pertrechaba con 4 escalpelos para la fina tarea que iba a realizar.

 

El abordaje iba a ser a través de la musculatura infrahioidea con el objetivo de moverme por los diferentes planos de la fascia cervical.

 

Primero fue la capa superficial de la fascia profunda del cuello con los esternocleidomastoideos (ECOM) hasta el trapecio por el triángulo posterior del cuello para abordar después otra capa (media) más profunda de esa fascia profunda, la fascia pre-traqueal en la que se encontraban embebidos los músculos infrahioideos.

 

Disfruté siguiendo el recorrido del omohioideo entre el hueso hioides y la clavícula, me sorprendí con el fino y ancho esternoihoideo, dejando que el entramado deshidradatado de fibras de colágeno que encontraba a mi paso encargado de hacer posible el deslizamiento y la convivencia de las partes, me guiara hasta el tirohioideo, respetando su toma de contacto con el cartílago tiroides donde le seguía el esternotiroideo, quizás, mejor llamarlo “esternoclavículotiroideo” por su fuerte anclaje a lo que quedaba de la cápsula articular allí donde esternón y clavícula se llevan a cabo su encapsulado baile sinovial.

Músculos del cuello. Fuente: www.emaze.com

Músculos del cuello. Fuente: www.emaze.com

 

 

Dejando que el entramado deshidradatado de fibras de colágeno que encontraba a mi paso encargado de hacer posible el deslizamiento y la convivencia de las partes me guiara

 

El esternotiroideo, quizás, mejor llamarlo “esternoclavículotiroideo” por su fuerte anclaje a lo que quedaba de la cápsula articular allí donde esternón y clavícula se llevan a cabo su encapsulado baile sinovial.

 

Al retirar el “esternoclavículotiroideo” entre todas las texturas y mezcla de colores del tejido conectivo del triángulo anterior del cuello dos pequeñas “puntas de flecha” llamaron mi atención. No podía ser, tenía ante mi el Timo. Eran como unas pequeñas orejas que escuchaban lo que pasaba en el exterior. Ya teníamos los brazos viscerales y unas orejas para el corazón. En el día de las vísceras, cuando nos íbamos a adentrar en este espacio tan especial, William nos sorprendía aún más. Gracias man!!

 

Por último apareció el pequeño cricotiroideo que posteriormente se fundía con el constrictor inferior que progresivamente abrazaría al esófago y que estaba envuelto por la capa pre-traqueal (profunda) de la fascia profunda del cuello.

 

Espera Ibai, ten cuidado, no te aceleres que por aquí está la pleura, concretamente la porción que cubre el vértice superior del pulmón (ápex pulmonar)…, seguí con cuidado usando los vasos y nervios como referencia hasta llegar a los músculos escalenos. Impresionante la firmeza de su conexión a la primera y segunda costilla fundiéndose con el periostio.

 

Pleura Apical

 

William nos está llevando por caminos que nunca había recorrido, pero debo reconocer que muchos de los proyectos no serían posibles sin las personas con quienes comparto mesa, un grupo fantástico. Por ejemplo, mientras yo trabajaba en la región infrahioidea, Ana había conseguido algo realmente complejo, pero con determinación y mucho mimo y cariño, nos podía mostrar una ventana costal a la pleura parietal. Las relaciones tan estrechas que hay a este nivel nos hacen pensar que este film que teníamos ante nosotros es inseparable de la fascia endotorácica, que ambas (pleura y fascia) forman una entidad, y es que en realidad, las pleuras son fascias viscerales. Enhorabuena Ana.

 

Con ayuda de un ambu pudimos sentir los movimientos entre pleura parietal y viseceral. Fue como si todo se parara al ver la “respiración” in situ.

 

Por la tarde un proyecto que había empezado 48h antes y había implicado a tres personas se hizo realidad al haber liberado el plexo braquial de ambos lados durante la mañana. Teníamos ante nosotros el envoltorio apendicular de la extremidad superior. Después de diferenciar trapecio, gran dorsal, romboides (escápula incluida), serrato anterior y oblicuo mayor siguiendo un mismo plano fascial y respetando las conexiones fasciales entre cada uno de los elementos que conectan la extremidad superior con con el tronco, pudimos ser más conscientes de la importante relación que existe entre fascia axial y fascia apendicular. Por el momento lo teníamos que dejar, era hora de recoger, ordenar y limpiar el laboratorio. Mañana más.

 

Nuestro día terminó en la playa otra vez, hacía sol y nos atrevimos a entrar en el agua. Un cambio de estado que vino genial.

somanauts at the beach St Andrews

Nos vemos mañana con la fascia axial y todo lo que nos quiera desvelar 😉

El triángulo de Scarpa y el plexo braquial: una ventana fascial a nuestra esencia visceral.

Nuestro viaje a través de la fascia profunda o deep fascia en el sexto día de laboratorio nos llevaba al mundo de los músculos.

 

Empezamos como cada día en nuestro círculo de la mañana donde Gil nos transmitió una idea para mantener el buen nivel de trabajo que llevábamos hasta entonces. De nuevo, paciencia, prisa cero y atención a cada detalle en este territorio en el que a veces es difícil no dejarse llevar por el principio de origen – inserción que hemos tenido que aprender de los atlas de anatomía. La idea era clara, seguir con nuestra línea de respetar y mantener la continuidad para entonces observar, palpar, interpretar, reflexionar y solo entonces diferenciar para avanzar si es necesario.

 

Sus palabras me hicieron pensar en cómo mis padres (San Luis y Santa Elisa) me enseñaron de pequeño a no destrozar el papel de los regalos. Evitar que las ansias hicieran que rompiera algo para conseguir lo que estaba escondido. Estas fueron las primeras lecciones de autocontrol, sembrando la capacidad de observación de los detalles, porque desde el lazo, al color y dibujo del papel, todo era parte del regalo, y ahora, 35 años después soy consciente de ello, o por lo menos soy capaz de darme cuenta. Gracias…

 

Una vez en las mesas dejé que Oliver y Ana continuaran desvelando los secretos de la musculatura abdominal anterolateral a través de sus fascias y aponeurosis lanzando miradas fugaces cada vez que oía un OMG (Oh my Good!) y así no perder detalle desde la región del muslo derecho donde centré mi atención gran parte de la mañana.

 

Usando mis manos y la punta de unas tijeras fui creando espacios entre las diferentes “bolsas” fasciales que envolvían el tejido muscular. Este tejido represente entre un 40-50% del peso de nuestro cuerpo, y entre mis manos, aunque a simple vista no lo podía ver, sabía que se trataba de músculo estriado.

 

Por primera vez en mis disecciones olvidé el reloj para estudiar más en profundidad esta “capa”. Dediqué entonces tiempo a la percepción macroscópica de este tejido pensando en compararlo después con el músculo liso cuando nos adentráramos en el mágico mundo visceral. ¿Sería capaz de percibir algo o iba a ser como la primera vez que pruebas un buen vino en la que los sentidos no son capaces de filtrar y clasificar la información y lo único que sabes decir es: “no se si es bueno, pero está rico”?. No importa, estoy abierto a todo, sin prisas, quiero sentir para poder transmitir. Filosofía slow.

 

En este “viaje miofascial” reafirmé cómo la disposición de los planos fasciales exponía una organización en la que planos finos, densos y fibrosos se alternaban con planos más gruesos y laxos adaptándose y dando respuesta a las demandas funcionales de la región en la que se localizan.

 

Esta disposición, que se repetía a todos los niveles alternando densidades y grosores, es la que permite el deslizamiento de unos planos sobre otros y, por lo tanto, el correcto movimiento y funcionamiento de las estructuras y órganos, bien sean musculares o viscerales, siendo cada un de esos planos fasciales sensible a un estímulo diferente. Es decir, sintonizará y responderá a una frecuencia diferente, en función de su composición, profundidad, etc…

 

Pedí a Ray que me dejara deslizarme por las estructuras de la pierna izquierda. Había diferencia con la derecha (recordad la prótesis de la cadera derecha y el diferente entramado de fibras en la cintila iliotibial), cuando intentaba avanzar, encontraba una resistencia diferente entre ambas. Todavía no encuentro palabras para expresarlo, puede que aún lo esté procesando en mi cabeza, pero el hecho de que tanto el desuso como el sobrepuso afectan al tejido conectivo, se hacía aquí evidente, estaba presente en las extremidades inferiores de William, caos fibrilar organizado vs caos fibrilar desorganizado, alteraciones del movimiento, adaptaciones, cambio, panta rhei.

 

Siguiendo las rutas de la  miofasica en William, los senderos de su fascia profunda me llevaron al triángulo femoral o de Scarpa, un espacio de forma triangular que se localiza en la parte superior e interna del muslo donde el tejido conectivo areolar, los vasos, nervios y ganglios linfáticos son los grandes protagonistas (Contiene a la arteria, la vena y el nervio femoral, además de vasos linfáticos).

 

Su base la forma superiormente el ligamento inguinal, el lado lateral lo forma el borde medial del músculo sartorio, el lado medial lo forma el borde lateral del músculo aductor largo y su vértice está orientado hacia abajo.

 

Triángulo de Scarpa

Triángulo de Scarpa

 

Me veo en la obligación de decir que la definición que acabo de dar es pobre y que desmerece por completo las virtudes del famoso “triángulo torero”.

 

El triángulo de Scarpa es una ventana a nuestra esencia visceral, con nervios, arterias, venas y vasos linfáticos que, arropados por la fascia axial y tejido conectivo (areolar) extraperitoneal se prolongan hasta nuestra anatomía más distal. Os hablo de nuestra extremidad inferior visceral que refuerza, estabiliza, nutre, drena e informa 24h al día, 365 días al año, estemos parados o en movimiento. Tres sistemas interactuando juntos, trabajando en sinergia, conectando nuestro yo más profundo con el yo periférico, nuestro yo visceral con el yo locomotor.

 

Mientras tanto, en otro lugar de la anatomía de William, Patricia y Ana trabajaban estudiando las conexiones fasciales en la fascia apendicular. Sus esfuerzos nos permitieron tomar conciencia como grupo del importante papel que juega el plexo braquial en el movimiento y estabilización de la articulación escapulo-humeral y su relación con el cuello.

 

Plexo braquial

Plexo braquial

 

Teníamos ante nosotros el tracto vascular y nervioso que se continuaba con lo que Marcel Bienfait llama la fascia cérvico-torácico-abdomino-pelviana. Se trataba del sistema suspensorio del suelo pélvico, o mejor dicho, del diafragma pélvico (y del diafragma respiratorio), entendiendo cómo tanto la posición de nuestros hombros, como la tensión de la mandíbula y los patrones respiratorios son factores estrechamente relacionados. La anatomía de William no podía ser más explícita, ahora nuestra tarea era sacar partido de lo que nos mostraba.

 

De nuevo una nos enfrentábamos a un divide et impera si queríamos estudiar ese sistema suspensorio del suelo pélvico y dibujar los brazos viscerales de William. Liberando la clavícula del esternón Patricia y Ana pudieron abordar este trabajo de chinos, teniendo que para a las cinco para nuestro té.

 

Por la noche, celebramos la 2015 Somanaut Community Dinner con el clásico Ceilidh Dance en Forgan’s.

 

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Mañana seguiremos nuestra aventura fascial, culminando algunos proyectos e iniciando nuevos, como siempre a la hora del té 😉

 

Os espero