Fascia de Scarpa y su relación de continuidad con la musculatura abdominal anterolateral y la fascia profunda de la pierna.

No es de extrañar que los desequilibrios o tensiones que encontramos muchas veces en la Fascia Lata (hablamos aquí de la fascia profunda del muslo y no solo de la cintila iliotibial o ITT) pueden afectar a la funcionalidad de la musculatura abdominal anterolateral y de sus fascias.

 

Partiendo de la premisa en la que entendemos fascia como una banda de tejido fina que encontramos en torno a múltiples estructuras como los músculos, los huesos, las vísceras y acompañando a nervios y vasos sanguíneos, sabemos que forma un continuum tridimensional en todo el cuerpo organizado por niveles o planos.

 

Esta clasificación nos permite hablar de fascia superficial (fascia superficialis o tela subcutanea) y fascia profunda (más conocida como deep fascia).

 

La fascia superficialis se localiza bajo la dermis y está formada por tejido conjuntivo laxo y cantidades variables de grasa. Curiosamente en la región infraumbilical de la pared del abdomen, aparece una división. Se forman dos capas: una de grasa más superficial y otra profunda de apariencia membranosa.

 

La capa grasa superficial se conoce como Fascia de Camper, mientras que la capa membranosa recibe el nombre de Fascia de Scarpa.

 

La Fascia de Scarpa como ya hemos dicho es membranosa. Se rata de una fina capa con muy poca grasa (o nada) que en el hombre se continúa cubriendo el pene mientras que en las mujeres pasa a ser parte de los labios mayores.

 

Hacia medial, se inserta con firmeza en la Linea Alba y en la sínfisis del pubis, e inferiormente, por debajo del ligamento inguinal, se une a la fascia profunda del muslo, la Fascia Lata.

 

La inadecuada funcionalidad de la musculatura abdominal hace que resuene en nuestra cabeza el término inestabilidad lumbopelvica, así como una poco eficiente disociación de cinturas y por lo tanto la marcha y los patrones de movimiento básicos se verán afectados.

 

A veces nos preguntamos por qué la liberación mifascial no tiene que hacer daño, o si no hace daño, entonces ¿realmente funciona?… . La respuesta en estos y otros muchos posibles peros o por qués está en la anatomía, pero una anatomía observada desde una perspectiva fascial.

 

Feliz miércoles!