Tensegridad es fuerza, estabilidad, equilibrio, realidad: ¡Tensegridad eres tú!

La energía ni se crea ni se destruye, se transforma, ayudando a que nuestra estructura se mantenga en equilibrio, un juego de fuerzas invisibles, tracción y empuje, tensión y compresión, llámalas como quieras, porque independientemente de su nombre, son energía pura.

Hablamos de juegos de poder, energía que nosotros tratamos de interpretar a partir de nuestra inevitable atracción por esa bella dama a la que llaman gravedad…, pero veríamos las cosas de otro modo si nuestra perspectiva fuera la de un elemento que vive suspendido en una organización fuerte, ligera y capaz de cambiar de forma y volver a la posición de equilibrio con el mínimo esfuerzo, en definitiva eficaz, siguiendo las propiedades viscoelásticas no lineares.

¿Veríamos las cosas de otro modo si nuestra perspectiva fuera la de un elemento que vive suspendido en una organización fuerte, ligera y capaz de cambiar de forma y volver a la posición de equilibrio con el mínimo esfuerzo siguiendo las propiedades viscoelásticas no lineares?

Al igual que el desde el punto de vista fisiológico el organismo tiende a la homeostasis, desde el punto de vista mecánico, el cuerpo humano equilibra las fuerzas mediante una red de tensión dinámica que se organiza y reorganiza al son de movimiento.

Hablemos de fuerza y estabilidad: Hoy en día está cada vez más extendido el trabajo de fuerza, y más que referenciada su importancia para la estabilidad articular, pero desde un punto de vista global (por que es así como funciona el cuerpo, como un todo y no como partes individuales), llamémosle fascial si queremos ser más cool, debemos saber que la estabilidad de las estructuras tenségricas se debe a la forma en que toda la estructura distribuye y equilibra el estrés mecánico al que la sometemos en el día a día o en nuestro entrenamiento y no por la fuerza de cada una de sus partes.

La estabilidad las estructuras tenségricas se debe a la forma en que toda la estructura distribuye y equilibra el estrés mecánico al que la sometemos en el día a día o en nuestro entrenamiento y no por la fuerza de cada una de sus partes.

Nuestro cuerpo no quiere que nos hagamos daño, y por ello reparte cualquier estrés mecánico a través del sistema fibroso, una red fibrosa de realidad dinámica y continuidad total, un “edificio” en el que podemos diferenciar elementos individuales cuya función depende de la estabilidad de todo lo demás. Un esfuerzo combinado que nuestros ojos perciben como una mera forma, un volumen definido, cambiante y en movimiento.

Mejor que cambiante, prefiero llamarlo oscilante, donde formas triangulares o hexagonales en el papel pero tetraédricas, octaédricas e icosaédricas en la naturaleza interactuan mediante conceptos como tensegridad, mecanotransducción, inducción, reorientación, creados por el hombre para mantener nuestra forma y equilibrarla en el largo viaje de nuestra vida.

Anatomía y biomecánica del gluteus maximus y la fascia toracolumbar en la articulación sacroiliaca

Hoy revisaremos este estudio:

Barker PJ, Hapuarachchi KS, Ross JA, Sambaiew E, Ranger TA, Briggs CA (2014) Anatomy and biomechanics of gluteus maximus and the thoracolumbar fascia at the sacroiliac joint. Clin Anat 27(2):234-40

Abstract:

A pesar de que los modelos biomecánicos predicen que la contracción del gluteus máximus (GMax) generará una fuerza compresiva sobre la articulación sacroiliaca (ASI), todavía hace falta un análisis morfológico así como una valoración más detallada de su anatomía funcional.

El objetivo de este estudio fue aportar nueva información sobre las inserciones proximales del GMax y valorar su capacidad para generar fuerza, incluyendo la fuerza de compresión  en la ASI. Para ello se estudiaron 11 extremidades de cadáveres embalsamados, documentando la orientación de los fascículos, longitud e inserción del GMax a su paso por la ASI.

Fascicle angles of GMax attachments (white arrows= mean values). GMed = Gluteus medius, TLF = Posterior layer of lumbar fascia (also to underlying erector spinae aponeurosis, ESA), LDSIL = Long dorsal sacroiliac ligament, STL = Sacrotuberous ligament).

Fascicle angles of GMax attachments (white arrows= mean values). GMed = Gluteus medius, TLF = Posterior layer of lumbar fascia (also to underlying erector spinae aponeurosis, ESA), LDSIL = Long dorsal sacroiliac ligament, STL = Sacrotuberous ligament). [Available at wileyonlinelibrary.com.]

Así mismo, de cada inserción se calculó su área de sección transversal perpendicular a sus fibras (physiological cross-sectional area – PCSA) a partir de su fuerza máxima estimada tanto en la ASI como en la  columna lumbar. En todos los especímenes los fascículos del GMax se originaban en la fascia del gluteus  medius, ilium, fascia toracolumbar (FTL), aponeurosis de los erector spinae, sacrum, coccyx, ligamentos sacroilíacos dorsales y sacrotuberosos.

Average PCSA of GMax attachments. (n = six cadavers, 11 sides). Error bars indicate standard deviation. GMe fascia = Gluteus medius, TLF/ESA = TLF/Erector spinae aponeurosis, ESA), LDSIL = Long dorsal sacroiliac ligament, STL = Sacrotuberous ligament).

Average PCSA of GMax attachments. (n = six cadavers, 11 sides). Error bars indicate standard deviation. GMe fascia = Gluteus medius, TLF/ESA = TLF/Erector spinae aponeurosis, ESA), LDSIL = Long dorsal sacroiliac ligament, STL = Sacrotuberous ligament).[Available at wileyonlinelibrary.com.]

La orientación del fascículo principal variaba entre 32º y 45º con respecto a la horizontal y una longitud media de 11 a 18 cm. La PCSA media del GMax fue de 26cm de la que un 70%  atravesaba la ASI. La predicción de la fuerza máxima que podría ser generada por todas las inserciones del GMax que cruzan cada ASI fue de 891N, de los cuales un 70% (702N) podría actuar perpendicularmente al plano de la ASI. La capacidad del GMax de generar momento extensor en los segmentos lumbares inferiores se estimó en 4N.

El GMax puede generar fuerza compresivas en la ASI a través de sus inserciones óseas y fibrosas. Esto puede ayudar a una transmisión efectiva de las fuerzas entre las extremidades inferiores y el tronco. 

Valoración personal:

La contracción del GMax genera una fuerza compresiva sobre la ASI creando lo que se conoce como cierre de fuerza además del cierre por forma dada la peculiar morfología de las superficies articulares del hueso coxal y del sacro. Esto es algo bien descrito hasta la fecha  (van Wingerden 2004, Vleeming 2007, Vrahas M 1995) y cabe destacar la interesante propuesta que hacen los autores en su afán por aportar nueva información sobre las inserciones proximales del GMax y valorar su capacidad para generar fuerza.

El GMax puede generar fuerza compresivas en la ASI a través de sus inserciones óseas y fibrosas. Esto puede ayudar a una transmisión efectiva de las fuerzas entre las extremidades inferiores y el tronco.

Sobre la morfología encontramos recopilaciones de estudios (Gibbons 2007) sentando las bases para la futura investigación y dando las primeras pinceladas sobre la anatomía clínica y función del “glúteo máximo sacro profundo”. Una interesante lectura para “introducir un nuevo rol del gluteus maximus en la estabilidad de la articulación sacroiliaca”.

La predicción de la fuerza máxima que sería capaz de generar el GMax a su paso por la ASI (70% – 702N) que los autores fueron capaces de estimar en cadaver es reveladora en cuanto al posible carácter estabilizador del músculo más potente del cuerpo humano en la región lumbopélvica, ayudando esto a comprender la importancia del re-fortalecimiento mediante el entrenamiento especifico en individuos con dolor lumbopélvico y justificando así  el importante papel del fortalecimiento de esta musculatura para la prevención del dolor.

 

Bibliografía:

Barker PJ, Hapuarachchi KS, Ross JA, Sambaiew E, Ranger TA, Briggs CA (2014) Anatomy and biomechanics of gluteus maximus and the thoracolumbar fascia at the sacroiliac joint. Clin Anat 27(2):234-40.

Gibbons S (2007) Clinical anatomy and function of psoas major and deep sacral gluteus maximus. In: Vleerning A et al. Movement, stability and low back pain. (2nd ed) Churchill Livingstone, Edinburgh, p95-102

van Wingerden JP, Vleeming A, Buyruk HM, Raissadat K (2004) Stabilization of the sacroiliac joint in vivo: verification of muscular contribution to force closure of the pelvis. Eur Spine J 13(3):199-205

Vleeming A, Stoeckart R (2007) The role of the pelvic girdle in coupling the spine and the legs: a clinical-anatomical perspective on pelvic stability. In: Vleeming A et al. Movement, stability and low back pain. (2nd ed) Churchill Livingstone, Edinburgh, p113-137.

Vrahas M, Hem TC ,Diangelo O et al (1995) Ligamentous contributions to pelvic stability. Orthopedics 18: 271-274.

Links de interés:

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23959791

http://iicefs.org/es/blog/la-fascia-toraco-lumbar-descripcion-y-rol-en-la-estabilizacion-del-core