Comprender los tejidos nos permite:

1) DESCUBRIR EL CUERPO DE UNA FORMA NUEVA: Entender las relaciones entre el movimiento, los órganos, su función y en consecuencia interpretar si el gesto es funcional para nuestra vida. COMPRENDER

2) RECONCILIARSE CON EL CUERPO: Tenemos la costumbre de culpabilizar a nuestro cuerpo, a enfadarnos con él cuando intenta comunicarnos algún desequilibrio funcional mediante dolor (después de un largo periodo de tiempo haciendo lo posible por solucionar las cosas sin ser conscientes de ello). COMPRENDER…, RECONCILIAR…

3) TENER MÁS RESPETO POR UNO MISMO Y POR LOS DEMÁS: Cuando descubrimos y comprendemos la realidad de los tejidos somos más conscientes de lo difícil que resulta mantener un adecuado funcionamiento en equilibrio con la gravedad, bajo el peso de lo emocional y en muchos casos con cierta presión de lo social, lo que NOS HACE CAMBAR EL PUNTO DE VISTA Y APRENDER A ESCUCHAR EL CUERPO, YA SEA PARA VOLVER A COMPETIR, DISFRUTAR, SENTIR. COMPRENDER…, RECONCILIAR…, RESPETAR…

COMPRENDER…, RECONCILIAR…, RESPETAR…, VIVIR

Hasta la próxima entrega… 😉

HASTA QUE PUNTO LA MARCHA PUEDE AFECTAR A TU COLUMNA Y A TODA TU ESTRUCTURA. Dime lo que tienes y te diré de qué careces.

¿Qué tal ha ido todo desde el último artículo “Marcha y evolución del ser humano” ?. ¿Qué opinas?. ¿Has reflexionado?…

Hoy te propongo un juego: 

Vamos a intentar entender que hay en nuestra realidad de asiento de coche – silla – sofá y colchón que hace de la marcha (y/o carrera) algo potencialmente peligroso desde el punto de vista estructural.

Estar sentado y en equilibrio es algo bastante raro…




Lograrlo supone un verdadero ejercicio de concentración, un conocimiento del cuerpo, de su relación con la vertical y con la gravedad que es la asignatura pendiente en la postura de la mayoría de la población.

Pero todo es posible. Para conseguirlo, es necesario alinear los pesos de cabeza, tronco y pelvis.













Esto es fácil de decir, pero no tanto de hacer.

Para conseguirlo de forma fluida, sin que sea una compensación basada en la fuerza de la musculatura que se encuentra estirada, tensada y en consecuencia debilitada, si nos basamos en el concepto de “debilidad tensa” de Janda, tendremos que emprender un proceso de aprendizaje

He aquí el quid de la cuestión: APRENDIZAJE.

En la era de la inmediatez, acostumbrados a los transportes rápidos, al aquí y ahora pero ya!, no estamos preparados para invertir una parte de nuestro tiempo en aprender. ¿Aprender algo que no me va a dar dinero?. 




Decía el Profesor San Pedro, que “El tiempo no es oro. El tiempo es vida”. Por lo tanto, ese tiempo que inviertes en aprender algo por y para ti, es un tiempo que inviertes en tu vida.


Lo que ocurre en realidad con nuestra vida sedentaria es que:

  1. La cabeza se anterioriza.
  2. La caja torácica se hunde.
  3. El psoas y los flexores de cadera se acortan.

La suma de estos factores nos lleva a un estado en el que cada paso hace que la tensión se acumule y esta tensión acumulada acaba por desencadenar dolor, local o referido.

Observando esta imagen podemos comprender que en realidad somos nosotros mismos los que estamos llevando la estructura a una posición tóxica, y que sin tomar cartas en el asunto, pasamos directamente a realizar nuestros entrenamientos. 

Salimos del trabajo, de la biblioteca tras horas sobre una silla, y sin preparar el cuerpo al movimiento, nos lanzamos a entrenamientos de alta intensidad para los que el estado de nuestros tejidos no está preparado.

Esto lo comparo siempre con cruzar la carretera sin mirar a derecha e izquierda para ver si hay algún peligro. Cuando la lesión o el dolor nos golpean, decimos que tal ejercicio es malo, que las series, las cuestas, el asfalto que es muy duro, son los causantes del problema y olvidamos que en realidad el origen del problema está en nosotros mismos.


















Ahora que conocemos dónde esta el origen del problema, podemos encontrar la solución. En primer lugar para que no empeore. En segundo lugar para que no vuelva a pasar.


He titulado el post “Dime lo que tienes y te diré de qué careces”:

  • Una postura con la cabeza anteriorizada supone que debido a la debilidad en los músculos profundos del cuello aparezca el dolor, debido a la inestabilidad en la columna cervical.
  • Una caja torácica hundida va acompañada de una carencia en la movilidad de las articulaciones costovertebrales, costotransversas y articualciones interapofisarias desde el punto de vista estructural.
  • Si entramos en lo visceral, tenemos grandes vasos, pulmones, hígado, estómago y colon transverso entre otros, que ven alterada o por lo menos limitada su función y movimientos que los relacionan.
  • Un psoas y flexores de cadera acortados suponen una falta de movilidad en la articulación de la cadera. Cuanto más acortado esté menor será el rango de movilidad de nuestra articulación coxofemoral. 




Si quieres estar bien mientras estés sobre una silla, el secreto está en: 

  1. Utilizar largos de la cabeza y del cuello.
  2. Elevar el tórax.
  3. Liberar el psoas y los flexores de cadera.




En las próximas publicaciones os explicaré algunos ejercicios y movimientos que nos ayudarán a conseguirlo. Pero recuerda que lograr este equilibrio requiere unas semanas de atención consciente, y sobre todo CONSTANCIA.

Hasta la próxima entrega.