Postura, respiración y pH…

Hoy en día vivimos clavados en nuestros asientos, esclavos del teclado y sometidos a unos niveles de estrés cada vez más grandes. Este estado nos “hunde” sobre el compartimento abdominal, donde encontramos un asiento visceral muy cómodo para pasar horas y horas. Nos adaptamos, nos acomodamos, y no somos conscientes de los efectos fisiológicos y estructurales que esto supone.

Un hundimiento de la caja torácica va acompañado de una una respiración torácica alta, corta y acelerada, que aumenta la oxigenación y por lo tanto una alcalosis respiratoria debida a un estado de hiperventilación constante.

Un pequeño cambio en el pH (de 7,4 a 7,5) genera grandes desequilibrios como espasmos y dolores musculares (prepara el terreno para la aparición de puntos gatillo en cuello y hombros), o la aparición de infecciones de orina o irritación de las vías respiratorias

Este tipo de respiración alterada supone no utilizar de forma correcta el diafragma (contracciones cortas y rápidas) que  lo debilita y la musculatura intercostal junto con los músculos accesorios de la respiración aumentan su tonicidad lo que nos encierra en un círculo vicioso en el que es necesario recordarle al organismo cómo RESPIRAR.

Continuará….

 

Hasta la próxima entrada 😉