El objetivo de esta serie de artículos es entender que la función de la columna vertebral, la pelvis y las extremidades inferiores van unidas. Cualquier movimiento en una de ellas tiene consecuencias en las otras. Por lo tanto, no podemos entender el funcionamiento de las partes si las estudiamos de forma aislada.
Cada movimiento que describe la biomecánica en cada una de las articulaciones explica una adaptación funcional para estabilizar nuestra estructura.
Los músculos trabajan en equipo. A pesar de tener cada uno su propia identidad y ser individuos anatómicos independientes, utilizan conexiones para que haya movimiento. Nuestro cuerpo utiliza lineas de fuerza para transmitir las tensiones y poder transformar la energía de cada apoyo en un salto, correr, bailar… : un gesto eficiente y fluido.
El cerebelo es el principal encargado de coordinar todo esto. Él hace que todo funcione mediante esquemas motores precisos. Órdenes que generan una reacción en cadena combinando agonistas, antagonistas, sinergistas, estabilizadores.
Pensar que este perfecto mecanismo puede hacernos daño por sí solo es cuanto menos despreciarlo.
Puede que ya no te acuerdes, pero cuando empezaste a andar comenzaron los cambios articulares. Tu sacro empezó a crecer hacia los lados para poder transmitir el peso del tronco a las piernas y la fuerza del suelo hacia el tronco para ayudarte a seguir en la vertical. Esto hizo que en las articulaciones sacroilíacas (ASI) aparecieran esas curvas que hacen tan compleja la comprensión de su biomecánica.
Extrapolando todo esto al patrón de movimiento básico del ser humano, la LOCOMOCIÓN, nos encontramos con que cuando llevamos una pierna hacia adelante (flexión de cadera) el iliaco de ese lado tiende a rotar hacia atrás mientras que el otro lo hace hacia adelante (la pierna contraria lleva a la cadera en extensión).
Observa la imagen:
- Si nos fijamos en la pierna que se adelanta, la rotación hacia atrás del iliaco deja al sacro en una posición de nutación y esto hace que el ligamento sacrotuberoso se tense aumentando la compresión en la ASI. (En la pierna que se queda atrás ocurre justo lo contrario: el iliaco rota hacia adelante con respecto al sacro, dejándolo en posición de contranutacion, lo que destensa el ligamento sacrotuberoso y disminuye la tensión en la ASI). ¿Crees que es malo que aumente la tensión?, para nada, esto activa todo un sistema que prepara nuestro cuerpo para disipar las fuerzas que serán generadas por el impacto del talón. El ligamento sacrotuberoso es mucho ligamento sacrotuberoso, pero no es el único en esta empresa. Tu cuerpo funciona de forma más parecida a una cooperativa, en la que todos los socios trabajan y reparten los beneficios o sufren las pérdidas.
- La musculatura de la parte posterior de la pierna, isquitibiales y bíceps femoral, entran en juego justo antes de apoyar el talón: limitando la extensión de la rodilla; aumentando la tensión en el ligamento sacrotuberoso y aumentando la tensión en la fascia peronéa.
- El movimiento del peroné durante la fase de apoyo aumenta la tensión de la fascia a nivel proximal (en la rodilla) dando continuidad a lo que hemos explicado en los puntos 1 y 2.
- Y al final de toda esta historia el tibial anterior que da soporte al arco del pie siguiendo el principio pantha rei (todo fluye).
Estos cuatro puntos son un resumen muy escueto de lo que pasa en el tren inferior cuando damos un paso ( piensa que son muchos los que damos en nuestra vida), pero suficiente a la vez para entender qué relación hay entre nuestras piernas, la zona lumbo-pélvica y la marcha humana.
¿Hay relación entre el resto de la columna y tu espalda?.
Para poder avanzar más lejos y más rápidos utilizamos la musculatura abdominal (¿sabías que el oblicuo interno eleva y adelanta la pelvis, algo esencial para acelerar la carrera?), pero hoy nos quedaremos en las conexiones que hay a nivel dorsal.
Para poder adelantar la pierna que se ha quedado atrás, una fase de la marcha la hacemos en apoyo sobre un solo pie (apoyo simple, apoyo monopodal). Las tensiones de los puntos 1 – 4 que hemos descrito antes van poco a poco desapareciendo. En concreto, el bíceps femoral le cede el relevo al glúteo mayor de forma progresiva.
Aquí debes saber que a nivel fascial existe una conexión entre el glúteo mayor y el dorsal ancho del lado contrario gracias a la fascia toracolumbar.
Monsieur Grand Fessier (glúteo mayor) tiene contactos en casi todas partes y a diferentes niveles. Es por esto que utiliza la banda iliotibial para transmitir la tensión hacia abajo, llegando hasta la parte lateral de la rodilla donde se relaciona fascialmente con la cápsula articular de la rodilla y con la fascia de los peronéos.
Acabamos de cantar BINGO:
- Fascia toracolumbar = Estabilización lumbar.
- Fascia toracolumbar + dorsal ancho = Interconexión cintura pélvica y cintura escapular = Contra-rotación = Movimiento rítmico piernas y brazos.
- Movimiento rítmico + Contra-rotación + fascia toracolumbar + glúteo mayor = Activación de la banda iliotibial.
- Contracción del vasto lateral del cuadriceps + extensión de rodilla = tensión en la banda iliotibial, glúteo, fascia toracolumbar = Control del fémur.
Este sistema es capaz de a acumular mucha energía para facilitar el patrón básico del movimiento humano, la marcha, alejando muchas tensiones de la columna, disipando la carga y permitiendo que el movimiento sea fluido, con un tronco más relajado.
Ahora dime:
¿Quieres seguir diferenciando el cuerpo en partes cuando hablas, analizas o haces un movimiento?
¿Quieres ser realmente funcional?
A pesar de hablar de watts, intensidad, carga, potencia, fuerza, resistencia,…, ¿Analizas la forma que utiliza tu cuerpo para transmitir la energía?.
¿Qué crees que es capaz de hacer con toda la energía que generas una fibra muscular, un tendón, un ligamento, una inserción?
Todas estas conexiones e interconexiones nos ayudan a entender que cuando tu marcha se ve alterada la red encargada de repartir las tensiones y cargas en tu estructura no funcionará como debe. Esto puede generar una demanda mecánica crónica en la región lumbosacra ( ten encuentra que la carga que mueves en cada paso, para ti es sólo una pierna, pero en números: ¡hablamos de un 15% del peso de tu cuerpo! ).
Traduciendo el párrafo anterior a un lenguaje anatómico topográfico y funcional:
- Sobrecarga del psoas, iliaco, cuadrado lumbar, glúteo, banda iliotibial, por una demanda mecánica crónica.
- Problemas estructurales a nivel lumbo pélvico (vértebras lumbares, sacro, hueso coxal) derivados.
A lo que hay que añadir un mal funcionamiento del pie en la mayoría de los casos.
Para construir una espalda sana y libre de problemas por la marcha, la carrera o cualquier ejercicio relacionado con el patrón de movimiento básico del ser humano en bipedestación, empieza por construir tu entrenamiento desde abajo. O dicho de otro modo: entrena de los pies a la cabeza, !! pero siempre con cabeza !!.
Hasta la próxima entrega…, ya con ejercicios 😉